LAS CIUDADES Y EL DESEO.5
ZOBEIDA
Hacia allí, después de seis días y seis noches, el hombre llega a Zobeida,
ciudad blanca, bien expuesta a la luna, con calles que giran sobre sí mismas como un
ovillo.
Esto se cuenta de su fundación: hombres de naciones diversas tuvieron un
sueño igual, vieron una mujer que corría de noche por una ciudad desconocida, la
vieron de espaldas, con el pelo largo, y estaba desnuda. Soñaron que la seguían. A
fuerza de vueltas todos la perdieron. Después del sueño buscaron aquella ciudad; no
la encontraron pero se encontraron ellos; decidieron construir una ciudad como en el
sueño. En la disposición de las calles cada uno rehizo el recorrido de su persecución;
en el punto donde había perdido las huellas de la fugitiva, cada uno ordenó de otra
manera que en el sueño los espacios y los muros, de modo que no pudiera
escapársele más.
Esta fue la ciudad de Zobeida donde se establecieron esperando que una
noche se repitiese aquella escena. Ninguno de ellos, ni en el sueño ni en la vigilia, vio
nunca mis a la mujer. Las calles de la ciudad eran aquellas por las que iban al trabajo todos los días, sin ninguna relación ya con la persecución soñada. Que por lo demás
estaba olvidada hacia tiempo.
ZOBEIDA
Hacia allí, después de seis días y seis noches, el hombre llega a Zobeida,
ciudad blanca, bien expuesta a la luna, con calles que giran sobre sí mismas como un
ovillo.
Esto se cuenta de su fundación: hombres de naciones diversas tuvieron un
sueño igual, vieron una mujer que corría de noche por una ciudad desconocida, la
vieron de espaldas, con el pelo largo, y estaba desnuda. Soñaron que la seguían. A
fuerza de vueltas todos la perdieron. Después del sueño buscaron aquella ciudad; no
la encontraron pero se encontraron ellos; decidieron construir una ciudad como en el
sueño. En la disposición de las calles cada uno rehizo el recorrido de su persecución;
en el punto donde había perdido las huellas de la fugitiva, cada uno ordenó de otra
manera que en el sueño los espacios y los muros, de modo que no pudiera
escapársele más.
Esta fue la ciudad de Zobeida donde se establecieron esperando que una
noche se repitiese aquella escena. Ninguno de ellos, ni en el sueño ni en la vigilia, vio
nunca mis a la mujer. Las calles de la ciudad eran aquellas por las que iban al trabajo todos los días, sin ninguna relación ya con la persecución soñada. Que por lo demás
estaba olvidada hacia tiempo.
Nuevos hombres llegaron de otros piases, que habían tenido un sueño como el
de ellos, y en la ciudad de Zobeida reconocían algo de las calles del sueño, y
cambiaban de lugar galerías y escaleras para que se parecieran más al camino de la
mujer perseguida y para que en el punto donde había desaparecido no le quedara
modo de escapar.
Los que habían llegado primero no entendían que era lo que atraía a esa gente
a Zobeida, a esa fea ciudad, a esa trampa.
Link: http://ciudadesdelamemoria.org/pdf/las-ciudades-invisibles.pdf
MAPA IMAGINARIO DE LA CIUDAD DE ZOBEIDA.
La ausencia de la figuta femenina.